Sé que esta sección del blog se llama Explorando Suiza, pero Bamberg me ha gustado tanto que no he podido resistirme a compartir todos los detalles con vosotros. Aunque no sea una ciudad muy conocida, está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y su casco antiguo merece totalmente la visita.

Tuve unos grandes anfitriones que me mostraron las partes más importantes de la ciudad y me halagaron con visitas a algunos restaurantes de la zona (incluído un bar de tapas para comer albóndigas y croquetas). Aunque el clima no fue el mejor del mundo y el sábado hacía frío, no llovió en exceso y pudimos disfrutar del día de paseo. Gracias C. y D. por vuestra acogida.

Empezamos el día con una visita al Altenburg, una fortaleza en la zona alta de la ciudad. Se empezó a construir en el siglo XII por el obispo Otto von Bamberg y tiene una torre de casi 400m de altura con unas vistas preciosas de la zona. La subida a la torre cuesta 1 euro por persona. Hay una cafetería restaurante en el mismo castillo pero no paramos a tomar nada y nos dirigimos hacia el centro de la ciudad.


Empezamos la ruta a pie desde la zona cercana al badi (hainbadstelle). Esto nos permitió caminar varios minutos por un parque precioso, lo que me volvió a recordar que las ciudades europeas tienen casi siempre zonas verdes enormes que me fascinan. El paseo trancurrió al lado del río y pasamos por delante del edificio de la concordia, actualmente convertida en un museo de arte.


Continuando a pie por el lado del río pasamos por varias calles elevadas sobre el agua en una zona que me recordó mucho la Petit France de Estrasburgo. En esta zona había varios restaurantes y cafés con vistas a los canales aunque nosotros seguimos caminando.

Nos dirigimos hacia la catedral haciendo una parada en la Obere Pfarrkirche, situada en una pequeña elevación y donde estaban celebrando una boda. Es una de las 9 iglesias de la ciudad de Bamberg y aunque no las visité todas, tienen una arquitectura muy interesante que delatan su pasado como ciudad episcopal e imperial.


Seguimos caminando por un par de estrechas calles con casas de madera y piedra típicas de la zona y finalmente llegamos a la catedral (Bamberger Dom).

La catedral de Bamberg es de estilo románico y tiene 4 imponentes torres laterales. Fue fundada en el año 1004 por el emperador Enrique II (cuya tumba está en su interior) y reconstruida unos 100 años más tarde por Otto de Bamberg. Como curiosidad, en su interior hay una figura de un jinete montado a caballo (figura poco habitual en el interior de edificios religiosos). Se hipotetiza que puede tratarse del rey de Hungría pero no hay confirmación sobre su identidad. También en el interior puede verse la tumba del Papa Clemente II, única tumba papal de Alemania.


Enfrente de la catedral se encuentra la Staatsbibliothek Bamberg, también llamada Residenz (o residencia) por su función como alojamiento para los príncipes obispos, totalmente envueltos por el lujo de este palacio. No visité su interior pero merece la pena entrar en el jardín de rosas, un enorme jardín con más d 4000 rosales y unas vistas preciosas de la ciudad.


Siguiendo esta ruta puedes observar el monasterio de San Miguel, donde se encuentra una pequeña viña donde se sigue produciendo vino de Bamberg. Aunque sean productores de vino, su bebida más conocida es la cerveza. Bamberg tiene 9 «Brauerei» o destilerías de cerveza. Aunque cada una de ella produce su propia especialidad, no puedes marcharte de la ciudad sin probar la cerveza ahumada. Además aprendí que las cervecerías disponen de una pequeña estrella de 5 puntas en la puerta que en la edad media indicaba que disponían de cerveza fresca.

Bordeando la catedral se encuentra otro gran edificio, los antiguos establos, hoy en día reconvertidos en museo y con un patio precioso, totalmente engalanado con flores.

Bajando hacia el centro de la ciudad paseando por calles peatonales llenas de vida y pasamos por el Altes Rathaus (o ayuntamiento). El edificio fue construído en el cauce del río debido a una disputa entre la iglesia (que no querían ceder terrenos) y los obreros y ciudadanos (que querían construir el edificio). Al edificar en el lecho del río se evitó el conflicto. Es de estilo barroco y la fachada está totalmente pintada con frescos. En una de sus paredes se puede ver la escultura de una pierna sobresaliendo de la fachada. Dicen las leyendas que es del último trabajador del edificio.

Al otro lado del puente se puede ver la zona llamada pequeña venecia, llena de casas de pescadores y donde se puede disfrutar de un paseo en góndola por el río. Aunque pueda dar la sensación de que son muy propensas a sufrir inundaciones, una correcta canalización del río evita que se inunden a menudo.

Cruzando al otro lado del río se encuentra la iglesia de San Martín, y en su plaza se celebra de lunes a sábado un mercado de fruta y verdura. En Bamberg están muy orgullosos de sus patatas, que tienen una forma alargada e irregular y tienen una textura buenísima para cocinar.


Además de la ruta a pie, tuvimos la suerte de combinarla con un tour gastronómico de la ciudad, en el cual conocí muchas cosas de la historia y de la gastronomía y pude degustar algunos productos como los Bamberger Hörnla, una especie de croissant conocido desde el siglo XIV con un mínimo de 25% de mantequilla que están deliciosos. Puedes encontrar más información en esta web de Geschichte für alle. Las rutas son sólo en alemán.


En cuanto a la gastronomía típica, además de los Hörnla y la cerveza, no dudes en probar los Bretzel y el Schäuferla, un plato de carne de cerdo asada o las Bamberger Zwiebeln, unas cebollas rellenas de carne.

Una de las actividades típicas de la zona es comer en un Bierkeller (es la forma de llamar a los Biergarten). Nuestros anfitriones nos llevaron a uno situado en las afueras llamado Bierkeller Kreuzberger donde puedes encontrar muchos tipos de cervezas, pan de malta, y especialidades típicas de la zona en un sitio con gran ambiente.

Espero que la información os haya servido para animaros a visitar Bamberg. Es una ciudad increíble aunque poco conocida donde pasar un fin de semana magnífico combinando cultura, historia y gastronomía.